Siempre me gustaron los quioscos de diarios, desde la infancia, cuando mi viejo paraba el coche para recoger La Nación o el coleccionable de la II Guerra Mundial. Nos quedábamos dentro del auto mirando las espaldas del quiosco de Díaz Vélez y Av. Maipú, azul , con anuncios de Fletes o taxis.
En 1982 estuvo Aldo Rossi por “la Escuelita” en Buenos Aires, este dibujo de arriba está influenciado por la arquitectura de Rossi, sólo que llevado a una expresión más cotidiana. Nunca fue un proyecto, sólo saldar una deuda con mis recuerdos infantiles.
Ah, el kiosko, un sinfín de tentaciones en la infancia. Ahí estaban los cromos de "Vida y color", los tebeos de "El Capitán Trueno", "Tio-vivo" y "Pulgarcito", las golosinas a granel. Luego me empecé a interesar por los periódicos. Recuerdo que el diario "Pueblo" tenía ya por los 60 un suplemento infantil. Y aquellas carteleras de Madrid con cientos de películas que nunca (eso creía yo) vería. Aún ahora me paro en los kioskos de todas las ciudades que visito.
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